Hardware: diferentes placas de desarrollo

¿Es el hardware el nuevo software?

Hace ya algún tiempo que el sector tecnológico está asistiendo a una nueva era de empresas de hardware. Durante la década anterior, las empresas de base tecnológica que querían emprender se veían más atraídas por el mundo del software, el hardware siempre se ha considerado más complicado. Hoy en día ya no sorprende escuchar que alguna compañía de hardware ha tenido una valoración económica con una cifra astronómica cuando años atrás esta situación era más atípica, tal ha sido el caso de Nest, Oculus, Beats o GoPro.

De forma general, se puede decir que el software es un sector con menos barreras de entrada. Cualquier persona con un ordenador, más o menos potente, puede dedicarse a desarrollar incluso desde su casa. Los costes a asumir se pueden limitar al coste del equipo y, si procede, la licencia de los programas a utilizar. Los ingenieros de software no tienen que preocuparse por aspectos como los materiales, la logística, la distribución, etc.

Tradicionalmente, las empresas de hardware se han tenido que enfrentar a unos elevados costes, tiempo de desarrollo mucho más largo y otros factores que frenaban su impulso de emprender. Por si fuera poco, estas empresas requieren de equipos multidisciplinares ya que es necesario tener en cuenta aspectos electrónicos, mecánicos, de diseño y un largo etcétera. Realizar un mínimo cambio a lo largo del desarrollo de un producto puede llegar a suponer casi partir desde cero, no es tan sencillo como modificar una línea de código.

Sin embargo, desde hace unos años proliferan el número de startups que se dedican al hardware. Existen diversas razones que ayudan a entender este fenómeno. Por un lado, los desarrolladores de software se han dado cuenta que por mucho que desarrollen el mejor programa del mundo a fin de cuentas dependen del hardware que el usuario final tenga. Y, además, se ha visto que en los usuarios el hardware levanta pasiones a veces inimaginables. Son capaces de hacer colas durante horas y días para adquirir el nuevo modelo de un determinado teléfono mientras que son más reticentes a pagar por una aplicación para el móvil. Por otro lado, desarrollos tecnológicos que han ido ocurriendo en paralelo han contribuido a este auge. Las impresoras 3D (enlace) o las placas microcontroladoras como Arduino o Raspberry Pi facilitan, simplifican, aceleran y abaratan los prototipos. Y, por último, las plataformas de crowdfunding (enlace) como Kickstarter o Indiegogo han ayudado a paliar los problemas de financiación que se encuentran las empresas.

Todo esto ha hecho que esas barreras de entrada que era necesario superar para desarrollar hardware hayan caído y sea posible hablar de la democratización del mismo.

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